Estimados amigos,
La noche del 17 y la madrugada del 18, una
avanzadilla piratil hizo una incursión en la sierra de Andújar a 60Km de
la citada localidad. Como ya viene siendo habitual, estás salidas
rápidas o escapadas más bien no se formalizan tal quedada podría ser,
por lo que no se suelen anunciar casi nunca, el aviso viene de la
propuesta de algún bucanero que ese día ha visto un cielo azul y, que la
noche podría ser fantástica. Entonces se suceden las llamadas, se hacen
los contactos, se estiende la inforamción y los nervios afloran
rápidamente, así que esta vez, nos escabullimos sigilosamente un pequeño
número de corsarios: Juan de Dios, Moisés y un servidor.
La
subida a la sierra fue tranquila y relajada a pesar de todas las curvas
que tuvimos que sortear, el piso estaba en buen estado, pero en los
últimos 26Km la vía se estrecha más de lo normal y empecé a notar
pesadez, un alto en la planicie con vistas espectaculares hizo ameno el
recorrido.
Sierra Morena:
Buscamos
el lugar más adecuado para plantar, a pié de carretera no tendriamos
problema, nuestra experiencia nos decía que no habría tránsito, tal vez
un vehículo o dos a primera hora de la noche. Con cuatro cañones en la
banda, sin viento alguno y ni tan siquiera la luz de una vela, estos
tres piratas no corren ni vuelan, navegan. Dos baterías de 200 en
ecuatorial, una de 250 en dobson y un bote de Colacao (Maksutov 127).
Mientras se terminaba de cerrar la noche hicimos el reporte energético
correspondiente, la contienda prometía ser larga.
Montando:
Moisés
afinando la puntería, vaya como apunta, nuestro sacerdote de abordo
(Juande) empeñado en guiarnos por el buen camino sacó la Sagrada Biblia
de Comellas, yo, con chuleta en mano intentaría no quedar muy por
detrás de tan semejantes contrincantes. El primer vistazo hacia arriba y
en el cielo se describe perfectamente un arco blanco que cruza la
bóveda celeste, sale por el horizonte Sur y se esconde en Perseo que aún
no está fuera, a lo largo de la noche la Vía Láctea se va girando y
retorciendo como una gran serpiente, impresionante espectáculo.
Acuario, Júpiter y Capricornio:
Damos
comienzo la batalla con un objetivo difícil, sorpresa, a pelo ya vemos
la mancha de M-15, el cúmulo en sí no presenta complicación a no ser que
intentemos detectar la planetaria que guada en su interior, nada, no
somos capaces de apreciar una simple manchita o algo que nos indique que
allí está. Ya que estamos en Pegaso, no perdemos la postura y nos
dedicamos a las galaxias, la pequeña Andrómeda, esperales barradas,
elípticas y hasta una lenticular, la 7332 (nuestro ojo no aprecia ni las
barras, ni espirales, sólo manchitas). Las magnitudes iban desde 9
hasta 11.5 de algunas de ellas, gracias a la pericia de Mois fueron
avistadas todas ellas, incluso puso empeño con el quintento de Stephan,
tomó los mandos del 250 y me lo puso en el centro del campo para que yo
lo viese, ahora sí, ahí estan esos cuatro nucleos que fui capaz de
apreciar, (aunque lo tengo visto, soy incapaz de detectarlo por mis
medios, mi vista flaquea).
Nos fuimos a la Vía Láctea a la
altura del Águila y nos topamos con la triple Cave, una oscuridad
tremenda que sale fuera de campo del 13mm, hay que ir siguiendo y hacer
el recorrido para poderla ver entera. Seguimos hasta la Crecent,
indiscutiblemente se presenta como una media Luna creciente, con el
filtro OIII se aprecian estructuras filamentosas. Por supuesto que
anteriormente habíamos estado en los Velos y qué decir de ellos que no
sepamos ya. Continuamos y la habilidad de Mois nos pone la Cocoon, auque
puede parecer complicada su busqueda, no lo es tanto si partimos de
M-39 y vamos barriendo la zona hasta que aparezca la mancha en el
ocular. La Pacman en Casiopea con su gran oscuridad que la divide y,
seguidamente la Burbuja, hay también un buen cúmulo en sus cercanías,
M-52 es fácil y sirve de referente para encontrarla. Finalmente paramos
en la Alma y Corazón de Perseo, dos grandes nebulosas complicadas por su
extensión que requieren de filtros para poderlas intuir entre todo el
entramado de la Vía Láctea. Entre tanto de nuestro recorrido, iban
cayendo muchas planetaria que se nos cruzaban por el camino: la Bliking,
Blue Snowball, Little Dumbblell, y muchas otras que no recuerdo su nº.
Galaxias no faltaron, pero tal vez lo mejor fue ir reconociendo
estructura en las galaxias ya famosas, espirales de M-74, los grandes
brazos de M-33 y su región de H-Alfa, las bandas de polvo interestelas
de M-31, sus grandes cúmulos estelares y sus nebulosas que presenta en
los extremos.
También hubo planetas, como no, el Gran Dios estaba radiante y esplendoroso, bandas sobre bandas y la Gran Mancha Roja.
La
sierra no está callada, los sonidos del jabalí, los venado llamando al
amor, los pajarracos que danzan en la noche y algún que otro curioso que
merodea por los alrededores nos dice que hay una gran actividad
nocturna que pululan a la luz de las estrellas. A eso de las 4:30h dimos
por concluida nuestra hazaña, la bajada la realizamos con sumo cuidado,
la fauna hacía que algunos momentos tuviesemos que detener nuestros
vehículos para dar paso a mamá cierva y su cervatillo, esta sierra tiene
más de un encanto.
Gracias a Juande y a Moisés que me hicieron
pasar una gran velada. Lógicamente digna de contar, así que nada más
encontrarme con Almenara relato mi vivencia y la envidea que se
desencadena es algo abismal y enseguida trata de poner remedio, por lo
que me ví envuelto y sumido sin remedio en otra escapada la pasada
noche, esta vez a Palomares que por cierto ya no es lo que era, eso sí
el disfrute y el espectaculo que perdivimos mereció la pena y quedó
grabado en nuestras retinas, a ver si se anima y que él mismo nos
cuente.
Un saludo y buenos cielos.
Antonio Cabrera