Hacia lo salvaje sería otro buen
titulo para una aventura en la que el pasado día 15 se embarcaron los “Amigos
de la Astronomía Jaén”. La búsqueda de cielos puros sigue siendo un reto en la
difícil tarea de la observación astronómica, cada vez son menos los espacios
limpios de Contaminación Lumínica, la civilización y núcleos urbanos cada vez
están más y más cerca unos de otros, la poca concienciación que existe sobre
una forma de iluminar adecuada y, el avancen tecnológico de las últimas
décadas, han invadido prácticamente cualquier zona rural.
La buena climatología de la
estación estival motiva siempre a la costumbre de salir a contemplar el cielo
estrellado, las actividades se suceden con más frecuencia en esta época del año
y, la propuesta para el día 15 había llegado, la emoción saltaba a flor de piel
de todos aquellos que teníamos pensada dicha correría.
Nuestra primera cita de contacto
a las 10:00 h en la gasolinera del Polígono Industrial los Olivares de Jaén. No
tardaron en llegar con antelación Juan y Moisés, Antonio Mesa, Ángel, Óscar y
nuestros invitados de excepción, José Rodríguez y Rafa desde Priego (Córdoba).
Acoplamos los equipos para ir dos en cada vehículo, desayunamos en el Triunfo e
hicimos nuestra ansiada salida hacia los Campos de Hernán Perea (Cazorla).
Los Campos de Hernán Perea
Los Campos de Hernán Perea se
encuentran en un lugar privilegiado, una planicie de más de 20 Km a la redonda
y una altura de 1680 m. prácticamente un paraje desértico, la protección que brinda el Parque Natural de la Sierra de
Cazorla junto con la poca infraestructura de comunicación hace que el lugar
presente pocos signos de civilización, no hay tendido eléctrico por lo tanto no
existe la luz artificial, ni telefonía tanto por cable como por satélite, ni
casas habitadas, nada que indique
indicio de progreso, un espacio insólito de complicado acceso perdido entre las
sierras del Sur peninsular.
La Iruela
Ya pasado el medio día entrábamos
en Cazorla, pasamos por la Iruela, repostamos en Burrunchel, última oportunidad
de llenar el depósito de combustible. Nuestros guías adelantaron la marcha y el
grueso del convoy hizo un alto en el puerto de Las Palomas para hacer alguna
instantánea, enseguida dimos alcance a nuestros aurigas que esperaban al borde
del camino con la mesa puesta.
De picnic
Después de una gran degustación,
pipirrana: tortilla de papas, embutidos, fiambres y conservas varias,
continuamos la marcha por un camino pedregoso que nos llevó hasta Navas de San
Pedro que, tras un café para despejarnos un poco continuamos hasta el refugio
de Rambla Seca.
Navas de San Pedro
Parada en el Árbol de Félix Rodríguez de la Fuente
Rambla Seca
No era éste nuestro alojamiento,
según nuestro agente Moisés, nuestro parador se encontraba justo en el centro
de los campos para evitar así cualquier indicio de hongo de luz que pudiera
perjudicar la máxima calidad de estrellas de nuestro hotel, que en esta ocasión
pasaba de las cinco a las cinco mil estrellas.
Cuando llegamos al Refugio
Monterilla nos dimos cuenta que algunos cavernícolas habían pasado por allí,
intentamos en el siguiente refugio y por
su posición tampoco llegó a convencer a nuestros osados bucaneros. De vuelta al
Monterilla zafarrancho de combate y en cinco minutos listo para revisión.
En el Monterilla
Comienza la relajación después
del viaje y cada cual intenta buscar su emplazamiento para su artillería más
pesada. Al poco dos agentes del SEPRONA hacen acto de presencia, es un gran
alivio saber que estamos advertidos por la benemérita, Paco y Juan se muestra súper
simpáticos y atraídos por nuestra afición, incluso Paco entiende algo de telescopios y oculares y,
no tarda en sacar su terrestre y mostrar la capacidad de sus anteojos, nos
enseña el buitre leonado cuando decaen las térmicas y se precipitan a un pequeño
pinar solitario en la ladera de un monte. Volvieron a las dos de la mañana y
estuvieron un buen rato disfrutando con nosotros del paisaje nocturno, para
nosotros fue una gran satisfacción ver como gozaba de las explicaciones y los
objetos que le íbamos mostrando, seguro que a partir de ahora cada vez que
miren al cielo lo verán de otra manera. A la mañana cuando despuntó el Sol, allí
estaban esa pareja que tan amablemente nos despidieron, como si no quisieran
que nos marcháramos.
Alrededores del Monterilla
Hecha esta apreciación con los
agentes de la guardia civil retomo el relato, es en este momento cuando Jean aparece
antes que anochezca, una vez todos los equipos están instalados esperando la
contienda, el interior del refugio listo y al completo aunque nuestro capitán
dormirá fuera en una Quechua.
Ahora viene lo difícil, qué puedo
contar de un cielo que no aparece ningún tono anaranjado, intentábamos buscar
por todos los medios algún vestigio de
luz artificial, sólo nuestras linternas rojas era toda la luz apreciable.
A pelo, (simple vista), os podéis
imaginar el deleite de la Vía Láctea, Jose hizo una gran apreciación, el grueso
de la Vía Láctea no se acaba con la nebulosa de la Pipa, es bastante más
extensa, rellena mucho de Ofiuco y Escorpión, ¡impresionante!. Los globulares
de M 13, M 15, y por qué no, lo intentamos con M 33 y allí estaba la mancha con
visión lateral, sí, no cabe duda era M 33.
No puedo describir todo lo que
esa noche apareció por los distintos telescopios, con los distintos filtros y
en diferentes aumentos, disfrutamos con Norte America, el Pelícano y
California, el Águila y los Pilares de la Creación, la Creciente que pensábamos
con rotundidad en un remanente cuando Jose nos aclaró la naturaleza de esta
nebulosa, son los chorros de viento
solar de una Wolf-Rayet, ¡fantástico!. Galaxias, nebulosas, cúmulos en un
cielos impresionante, se puede pedir más. A las seis de la mañana dí por
finalizada la observación dejando allí a cuatros intrépidos piratillas, no sin
antes regocijarme con Júpiter y su entramado de bandas que presenta esta
temporada, y tampoco quise acostarme sin antes percibir los colores, contrastes
o tonos de M 42, imponente y emocionante
la sensación de tridimensionalidad. Me dejo en el tintero muchas cosas bonitas
de un cielo espectacular, invito a los que allí estuvieron que ayuden a
completar esta crónica haciendo comentarios que muestre la experiencia vivida de
lo que esa noche pasó por nuestras retinas.
Circumpolar en el Monterilla
A pesar de las fatigas del viaje
y la incomodidad de dormir en el suelo tan sólo un par de horas, el 16 por la
mañana salíamos de los campos con buen sabor de boca, habíamos vivido una noche
de Astronomía en estado puro de verdad.
Mis agradecimientos al grupo de atrevidos
y osados amigos de la Astronomía por
esos momentos tan maravillosos que pasamos en los Campos de Hernán Perea.
Menudo dia mas intenso, acabe reventao, pero merecio la pena.
ResponderEliminarEl año que viene ire con tienda como juan asi mis ronquidos no amenizaran la madrugada en el refugio, a quien se le ocurre acostarse a dormir jejejejeje.
Lastima del viaje de ida tan rapido que hicimos, pasamos por parajes increibles, incluso a la vuelta vimos bastantes ciervos.
Del cielo que os voy a contar, ni rastro de cupulas luz por ningun lado, la ngc 891 en el teles de jean increible.
Tambien tuvimos la visita de los agentes del seprona, casi casi una tradicion ultimamente en nuestras observaciones, en palomares la ultima vez que estuve tambien aparecieron.
Fdo:Oscar Perez