No sé cómo empezar esta historia,
han sido tantas noches al raso en Palomares, tantos disfrutes y satisfacciones,
y muchas las personas con las que hemos compartido nuestra afición, y muchos
los encuentros astronómicos que allí hemos celebrado que parecería otra más,
otra noche de buenos momentos observando el Universo sin que nada ni nadie
impidieran nuestro compromiso con las estrellas. (Os remito a entradas
anteriores en este Blog).
Esta noche iba dedicada a unas
personas muy especiales, el dueño de la Hacienda Palomares llevaba algún tiempo
detrás de nuestras correrías. Ya Lucas, el guarda de la finca, nos advertía del
interés mostrado por D. José María
Almazán Lastra y su familia en pasar una noche con nosotros para contemplar las
maravillas del Universo.
La noche del 18 de julio de 2015
por fin pudimos coincidir en el Llano de Palomares y dar rienda suelta a
nuestros ojos bajo un manto de estrellas impresionante.
Anocheciendo ya teníamos en el
Oeste la gran conjunción Venus, Júpiter y Luna, espectacular composición que
dejó atónitos a más de uno, entre mayores y niños, que por cierto, fueron
muchos los diminutos que se congregaron a nuestro alrededor. A D. José María le
acompañaban unos amigos también entusiastas por conocer el cosmos y percibimos
que igualmente sentían una gran emoción.
Foto de Antonio Tudela |
Vimos Júpiter con sus lunas y sus
bandas de nubes, Saturno con sus anillos y divisiones, cúmulos como nuestro
famoso M-13, el anillo, ¡ah! La Vía Láctea iba sumando brillo y vistosidad,
apuntamos a las nebulosas Omega, Trífida, Laguna, llegamos hasta los Velos,
contemplamos algunas galaxias, tal vez la 51 dio algo más de espectáculo,
también disfrutamos de algunas dobles y seguramente algunos objetos más que
Antonio Mesa y Jesús de la Poza encontraban al paso.
Vía Láctea Antonio Cabrera |
Mientras tanto Sara y Javi
jugaban con su nueva maquinilla de afotar y, Antonio Tudela no paró en toda la
noche de buscar su mejor imagen de las estrellas.
El Corazón de la Vía Láctea, Sara Delgado y Javi |
Queremos agradecer a nuestros
anfitriones (mmm…. Allí siempre hemos sido nosotros los anfitriones) tanta
amabilidad con nosotros y el permitir con insistencia el uso de su trocito de
cielo que tantas satisfacciones nos ha bridado. También a Lucas por
proporcionarnos seguridad en nuestras observaciones y soportar nuestro tránsito
por el lugar para hacer que nos sintamos tranquilos.
Muchas gracias de corazón por el
derroche de halagos recibidos a los que ocupamos su propiedad en las noches despejadas,
aquí nos tienen a su entera disposición para servirles de guías entre las
estrellas.
Antonio Cabrera León
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